De esta soberbia forma
rebosa hermosura Nuestra Carmelita desde su camarín
Texto: Jesús Manuel Redondo Alba
Imágenes: Julián Rey Jiménez
Todo se transforma, Madre
Nuestra, desde el mismo momento que sobrepasamos el dintel de la puerta de tu
Santuario: hasta el punto que sólo Tú eres capaz, con tu belleza, de llenar de
luminosidad la melancólica empatía de la que siempre presume el mes de Noviembre.
Mes de ánimas, de difuntos, de ausencias… Pero cuando aparece tu rostro
engalanado y estilizado de esta incontestable forma por el grupo de camarería
de nuestra Archicofradía, parece noviembre sólo en el calendario: pues en
nuestro sentimiento y espíritu siempre parece que fuese ese interminable verano
que enaltece aún más si cabe tu divina presencia.
Antiquísima mantilla de velo
antiguo, manto regalo de D. Luis Jiménez y Dª. Josefa Cobos, escapulario de
filigrana cordobesa de Dª. Carmen Rueda, saya carmelitana bordada en oro, corona
dorada de 1994 y Niño Jesús con vestido antiguo de malla de oro antiguo son los
complementos sobre los cuales rebota la luz que rebosa la Patrona de Rute en el mes
de noviembre. LUZ DE RUTE, LUZ DE ESPERANZA, LUZ QUE NOS ENSEÑA EL FINAL DEL TÚNEL TRAS LA MUERTE, Y QUE DESEMBOCA EN LA MISMA MORADA DEL
ALTÍSIMO.
Desde tu Atalaya Carmelitana,
Madre, desde la cual te eriges como faro omnipresente en las vidas de tus hijos
ruteños, no dejes de irradiar nunca esa señal de tu singular belleza patronal
y, como intercesora y abogada de todo el pueblo de Rute que te adora, convierte
nuestras vidas por siempre en un eterno anticiclón de paz espiritual, alejando
de nuestras vidas las inoportunas borrascas que, en forma de tormenta de pecado
terrenal, puedan desviarnos del camino hacia tu Hijo: meta infinita e
insustituible de todos los cristianos ruteños.
Tenerte con nosotros, Patrona
nuestra, nos da la certeza de alejar de noviembre tristeza, pesadumbre y
melancolía: ¡pues tú las transfiguras en la causa más maravillosa de nuestra
alegría!
¡Alabada sea por siempre tu
bendita belleza!
¡VIVA LA PATRONA DE RUTE!
¡VIVA LA REINA Y SEÑORA!
¡IVIVA LA EMPERATRIZ CARMELITANA!
¡VIVA LA CAUSA DE NUESTRA ALEGRÍA!
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