Presentada por su esposo, D.
Manuel Reina Pacheco, encogió de emoción los corazones de la familia carmelita
ruteña con una puesta en escena que elevó a la Patrona de Rute a la
máxima potencia de la gloria carmelitana.
Texto: Jesús Manuel Redondo Alba
Imágenes: Radio Rute
Sobre las nueve de la noche del glorioso 14 de agosto, la comitiva formada por
la guapísima carmelitana mayor, María Roldán Ordóñez, y su no menos bella corte
de honor, Carmen Cobos Sánchez y Mari Trini Sánchez Repiso, arrancaba su
desfile rumbo a la parroquia mayor de Santa Catalina mártir, acompañada por los
sones de la banda sinfónica municipal de música de Rute.
En dicha comitiva, compuesta por el sr. presidente
de la Archicofradía,
D. Leopoldo Jiménez Roldán; los hermanos mayores, Jesús Manuel Redondo y Lucía
López; junta de gobierno de la
Archicofradía y representantes de los grupos políticos del
Excmo. Ayuntamiento, encabezados por su alcalde y presidente de la Excma. Diputación
Provincial de Córdoba. D. Antonio Ruiz Cruz. Igualmente se encontraba la
verdadera protagonista de la noche, nuestra pregonera María Dolores Alba Baena, en cuyo rostro ya se esbozada la grandeza
de lo que le esperaba, amén de la ilusión y la responsabilidad añadida que la
tarea de ser pregonera supone para la persona que se compromete a ello. Y es
que los que hemos tenido la inmensa suerte de pregonar a nuestra Patrona somos
conscientes de que hay un antes y un después espiritual en nuestra vida después
de ello.
Fue en los mismos escalones de la parroquia mayor de
Santa Catalina mártir, a la entrada del cortejo, donde nuestra pregonera empezó
a exaltar a nuestra Patrona, pues sus lágrimas de emoción ya presagiaban que
iba a ser una noche grande, mágica, inolvidable.... Y desde luego, así lo fue.
Las palabras de D. Francisco Caballero Jiménez, vicepresidente
de nuestra Archicofradía, sirvieron para dar la palabra al presentador de la pregonera,
D. Manuel Reina Pacheco, quien con
sus sentidas y acertadísimas palabras terminó de colmar el vaso de emoción de
nuestra pregonera, que tomó seguidamente el testigo de empezar a poner las
cosas en su sitio: es decir, de poner a la Patrona de Rute en el cielo, en donde siempre
debe estar como excelsa Madre de todos los ruteños.
Tras las palabras previas de agradecimiento, María
Dolores Alba Baena, pasó a la acción, repartiendo a diestro y siniestro
emotividad y sentimiento cofrade a través del intenso y perfumado aroma de sus
palabras, ambientando el altar mayor de Santa Catalina mártir de
espiritualidad, profundidad carmelitana, sentimiento y recogimiento, que
engancharon carmelitanamente hablando a los asistentes, ansiosos una y otra vez
de una nueva cadencia de sus palabras, de una nueva oleada de piropos a la Patrona de Rute o de una
nueva alusión a esas personas carmelitanas de pro que, antes y después de ese
día, habían estado o estarán haciendo posible esa frase que nuestra pregonera
puntualizó una y mil veces a base de sentimiento: siempre Carmen, siempre Patrona.
Tras una primera y excepcional parte de su pregón,
cargada de un profundísimo sentimiento cristiano, María Dolores Alba dignificó
uno por uno (en un detalle que la honrará por siempre y que llenó de lágrimas a
cada uno de los cofrades aludidos) a todos los compañeros de la antigua junta
de gobierno y a las nuevas incorporaciones de la actual, rindiendo un merecido
homenaje tanto a D. Francisco Caballero Jiménez (anterior presidente, como
cabeza de la junta de gobierno que hizo posible la puesta en marcha del proceso
de coronación canónica de nuestra Patrona) como al presidente actual, D.
Leopoldo Jiménez Roldán, como encargado de culminar junto con la actual junta
de gobierno dicho proceso de coronación .
A partir de ahí, todo fue magia, belleza literaria,
explosión carmelitana, delicadeza prosística y nostalgia, excepcionalmente
puesta en escena por una persona como Loli Alba, esbozada como persona a partir
de su sentimiento a la Virgen,
sentimiento que siempre dirigirá y conducirá su vida hasta alcanzar un día la
ansiada meta de nuestra salvación.
De esta guisa, y empujada magistralmente hacia la
gloria carmelitana de esa noche, con los soplos de hermosura musical del violín
de Luis Manuel Jiménez, María Dolores Alba terminó de encumbrar y de vestir de
gloria eterna a María Santísima del Carmen ensalzando tres palabras que, sin
duda alguna, fueron las que resumieron su magnífico pregón: DEVOCIÓN, PATRONAZGO Y CORONACIÓN, esa
que anhela y ansía el pueblo de Rute y que sirvió como colofón de una soberbia
oda a la Reina
y Señora de Rute, que todos guardaremos siempre como tesoro imborrable en
nuestro corazón carmelita.
Querida Loli: decía John Nash (Premio Nobel de
Economía en el año 1994), “…que lo que distingue lo real de lo irreal está
siempre en el corazón”. Gracias, estimada Loli, por desmontar dicha aseveración
con tu pregón pues, gracias a tus palabras, colmadas de efusividad, tesón,
entrega y belleza eliminaste esa noche la línea que separa Tierra y Cielo,
haciendo de lo real e irreal lo mismo, gracias a la reina y hermosura del
Carmelo…
No obstante lo anterior, durante unos días, estimada
compañera, me quedaré con nuestra Patrona en el Cielo, en el idílico e
inalcanzable (por ahora) lugar donde la dejaste…
Enhorabuena, compañera…..
¡VIVA LA VIRGEN DEL
CARMEN!
¡VIVA LA PATRONA DE RUTE!
¡VIVA LA REINA Y
SEÑORA DE NUESTRA DEVOCIÓN!
¡VIVA LA EMPERATRIZ CARMELITANA!
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